
Le di mis noches y mis dias, mi angustia y mi risa, a cambio de sus besos y su prisa; con el descubrí que hay amores eternos que duran lo que dura un corto invierno. El era inocente y perverso como un mundo sin dioses, alegre y repartido como el pan de los pobres. Hermoso y cariñoso como el hombre de mis sueños.